sábado, 15 de enero de 2011

15/01/11

Tendí mi mano débilmente, todo era normal... la vida sigue, nunca se va a detener a mirarme.
Me sentía fatigada todo terminaba en cansancio y dolor. Mis ojos durmieron en la nada, utilicé lo que tenía de fuerza para que la tarde no diera a conocer mis lágrimas;
Estaba muerta, solamente que molestaba toda sensación ya contemplada anteriormente y en anteriores lugares; Mi cuerpo se empapabas en ideas oscuras, minuciosas, peligrosas y dementes. 
Mis pies se hundían en pesadillas que luego me ahogarían en pena, cosquilleaban con el dulce sufrimiento, y se burlaban de mi sacrificio, delirar para superar.
Incliné la cabeza (la cual nunca más se levantó) pude ver la indignación ser la tentación del llanto reprimido.
No podía dejar de imaginar, sin duda no quería saber mi futuro, no quería que halla.
Tenía miedo del adiós.




Lo único que pensé es poder tener el tiempo a mi disposición, pero es inútil pretender ser quien lo controle... Es digno vivir para aprender. 
Mi voz susurro un "Lo siento" y no volvió a Sonar.

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