viernes, 13 de mayo de 2011

Mei-

Estaba en el mismo lugar donde "había muerto", el aire era el mismo, el aroma de las flores, e incluso el lugar: un árbol de cerezos.
No recordaba claramente mis últimos momentos allí, pero lo que si recordaba era la felicidad que sentía...
Giré la cabeza para observar al gigantesco árbol... habían pasado 50 años pero todavía seguía esperando por mi.
Me acerqué y subí un par de ramas. Mi vida se paralizó por el dolor al ver la flor tallada en el tronco... Permanecía igual, nada había cambiado era como transportarse en el tiempo, la promesa de amor hecha.
Como guardiana de este lugar, permanecía cada instante observando la tranquilidad, sentía el calor de cada mirada, la pasión de algo nuestro que nunca iba a morir, aprendimos a vivir y a no temer a lo demás.
Pero un día alguien se interpuso y mi muerte comenzó... Desperté después de 50 años...
Y ahora en el presente, hice la promesa de buscarte, y hacerte comprender, que las cosas mas simples son nuestra realidad. Tengo la suficiente valentía y lágrimas para encontrarte.




Continuará n_n

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